El amor es una bestia bizarra. Te hace ignorar las señales, te deslumbra y te convence de que los ronquidos son "tiernos". Pero de vez en cuando la realidad toca la puerta. Tomemos a nuestro protagonista como ejemplo. Un minutos, ella esta en la cúspide del romance. Al siguiente, está descubriendo que es una aburrida de campeonato en la cama. Resulta que su novio ha estado pasando por una depresión porque está cansado de sentirse como que el está solo en la cama. Ahora, muchas parejas verían esto como una razón para separarse, esgrimiendo "incompatbilidad sexual" (una forma amable de decir "estoy cansado de esta rutina") Pero no nuestra heroina. Ella lo tomó como un reto. Se quitó el polvo de la complacencia, hizo algo de investigación y decidió reinventarse a si misma. Porque si el amor es ciego, la mediocridad sexual tiene ojo de aguila, llevando a las relaciones derecho al abismo.